Razones para visitar la Ribeira Sacra en otoño e invierno
A pesar de que la Ribeira Sacra es una de las zonas más espectaculares de Galicia es una gran desconocida para muchas personas, incluso para muchos gallegos. Es conocida como destino turístico perfecto durante la primavera y el verano, pero no lo es menos durante las estaciones de otoño e invierno. Y es que la Ribeira Sacra y los Cañones del Sil cuentan con una belleza espectacular que no entiende de época del año. La naturaleza cambiante según la estación, la diversidad cultural de la zona y la gastronomía, convierten la Ribeira Sacra en un destino turístico perfecto para cualquier momento del año.
1- Diversidad cultural. Las tradiciones populares de los pueblos que conforman la Ribeira Sacra crean una diversidad cultural única. Las fiestas populares, unidas los monumentos históricos y a las conocidas como rutas del romático, provocan que estas tierras ofrezcan la posibilidad de disfrutar de una gran diversidad de actividades.
Otra de las actividades que puede ofrecer una visita otoñonal o invernal a la Ribeira Sacra es conocer de primera mano algunos oficios tradicionales que siguen viéndose en la zona. Es el caso de la alfarería de Gundivós, única porque se realiza en un torno manual y por su inconfundible color negro, que se consigue al quemar la pieza de barro directamente con fuego una vez ha salido del horno. También puede visitarse un telar tradicional e incluso talleres de cestería.
2- Naturaleza y vino. El paisaje de la Ribeira Sacra está jalonado de bancales repletos de cepas y de pequeñas bodegas en las que se practica la viticultura heroica, un proceso artesanal de cultivo de la vid bajo el que se califica únicamente al 5% del total de viñedos de toda Europa. El arduo trabajo de los viticultores de la zona y el microclima que se genera en torno a la cuenca del río convierten a esos vinos en una joya del sector vinícola español.
3- Gastronomía. Uno de los puntos que destacan los turistas que llegan a Galicia es la riqueza de su gastronomía; no deja diferente a nadie. Comer en Galicia es un placer par alos sentidos. Los meses de otoño e invierno se caracterizan por propuestas gastronómicas se dirigen inevitablemente hacia el cocido gallego, que aporta una experiencia única al comensal. Como broche de oro al banquete, nada mejor que añadir unas orejas de carnaval o unas filloas, dulces típicos del otoño como el membrillo o los dulces de castañas.
Y para que el viaje a la Ribeira Sacra sea una auténtica explosión para los sentidos, no puede faltar un viaje en barco o catamarán por el río Sil.